El egoismo es gratuito

Los tiempos en los que uno puede discernir entre pensar, o simplemente dejarse llevar por la opinión poco infundada de los demás, llegaron a remecerse desde que comprendí mi crecimiento mental, mi incorporación a la vida… como aquel primer hombre solitario a punto de conocer su mundo, un ente nuevo ante la sociedad, nuestro propio ser humano desplazándose por primera vez libre, independiente, sin el hilo que me cocía firmemente a la falda de mi madre.

Yo siempre pondré las manos al fuego por ella, y pues aunque mis dudas del amor que en realidad mi mamá me ofrece podría no ser del todo el cariño que como persona pueda dar, estos “malos” pensamientos, son contradictoriamente cesados con otra deducción aun mas estrepitosa.

Ayer tuve una discusión con mi padre, por asuntos que vienen gratis con la juventud, era normal que ella salte a mi favor, total yo era su hija, era fruto de su cuerpo, porque tendría mi mamá que hacerle caso a alguien que conoció de repente.

Luego continúa el cuestionamiento contradictorio al entrar el sueño debajo de la almohada horas después.

La vida en pareja, esa de la que poco suelo opinar por la experiencia que aun ausenta en mis 2 décadas, se desenvuelve sin cavilar por la necesidad de compañía, la insuficiencia irónica de la que todos necesitamos, ya sea por obligación mutua (el matrimonio), o simplemente por ser exclusivamente parte de esta transición existencial.

Si bien es cierto, de esa necesidad conyugal, los frutos que con el tiempo produce suelen ser el mayor regalo para estas dos personas satíricamente enamoradas, llamémosle “hijo”.

Yo desde pequeña, me creí segura ante todo derecho maternal, familiar y único por ser parte anatómica de aquel ente amoroso y respetable. Ahora bien, y aquí vamos con mi texto sin sabor, ese derecho que he defendido gustosamente ante quien fuese, se desmorona al comprender que la vida en realidad sólo seguirá su curso, aunque impávido y planificado, continuará conmigo y con el fruto que yo quizás obtenga después de muchos años próximo a este día. En donde termine de esculpir cada uno de mis sentidos, porqué si bien la madures femenina me ha ayudado a entender casi todo el laberinto de la vida, poner en práctica cada explicación realizada será un reto en toda su magnitud, pues terminara el plazo en que haya finalizado de esculpir el modelo de mi existencia, estará entonces por obligación propia, donar mi sabiduría para proyectar la vida de otra persona, alguien que me pertenezca física y espiritualmente, cuyo crecimiento y rendimiento dependerá únicamente de el esfuerzo mío, entonces, me corresponderá y con respecto al grado de cariño que debo de darle… porque ese ser al que de vida, me solicitará tanto amor como yo exigía en su momento.

Veo entonces que yo solo soy el molde que como persona mi mamá tiene de mí, entonces no habría que exigirle demasiado, ella hace un excelente trabajo.

Que difícil es ser hijo para cualquiera, todos en su contra, nadie presto a dar el cariño completo, ni que decir de los altibajos emocionales por los que pasamos, la adolescencia y mis conflictos depresivos antes de siquiera entender que en realidad nadie, ni nosotros mismo pretendemos o damos por abierto todos nuestros sentimientos.


Es el egoísmo el que viene gratis con nuestro nacimiento.

1 comentarios:

  MkJm

27 de mayo de 2009, 20:04

Es una carga tan irónica ... y peor aun cuando te conviertes en la línea limítrofe entre ambas partes ... deberíamos dejar de ser el balance e introducir el caos en ciertos momentos ... valernos de ese egoísmo gratuito